Con
sus 4810 msnm el Mont Blanc es el monte más alto de los Alpes, no así del
continente Europeo. A pesar de que durante
mucho tiempo figuró como el monte más alto, actualmente el Elbrus con 5.642 msnm y ubicado en la cordillera Caucásica
está considerada la cima más alta del continente Europeo, que son estas dos cimas debemos de saber
que los límites físicos que delimitan el continente Europeo del Asiático son
tanto la cordillera caucásica al sur como los montes Urales al Este. La
controversia para establecer cuál es el monte más alto del continente aparece a
la hora de establecer la situación del Elbrus en la Parte Norte o Sur del Macizo
y por tanto pertenecer así al continente Europeo o al Asiático.
En la década de los 80, los montañeros y
millonarios Dick Bass y Frank Wells querían subir a la montaña más alta de cada continente y para
solventar esta duda contrataron a unos geógrafos, quienes finalmente
concluyeron que pertenecía al Norte de la frontera, convirtiendo al Elbrus
desde entonces en la cima más alta del continente Europeo.
Planificación
Después
de varios años haciendo cimas por los Alpes por fin nos decidimos a atacar el
proyecto del Mont Blanc. Lo teníamos apartado porque la gran masificación de
gente que te encuentras en estas rutas clásicas nos echaba para atrás y por
otro lado nos hacía ilusión subirlo con nuestro compañero de fatigas y amigo
Basajaun, que llevaba ya un par de años muy atareado con sus recién adquiridos
papeles parentales. Pero, por otro lado cada vez que hablábamos con conocidos
sobre lo que hacíamos en Alpes, parecía que nada tiene importancia si no se
había subido al Mont Blanc, aun siendo más fácil que otros montes que ya
habíamos subido y quiera o no esto en el interior de uno mismo te cabrea. Así
que unido a esto y en vista de que iba para largo la ausencia montañera de
nuestro colega Basajaun, finalmente decidimos planificar su ascenso de forma
seria. Digo de forma seria porque un par de años antes ya lo habíamos intentado
en una planificación que resulto ser demasiado optimista en la que intentamos subir
en 15 días a las tres cimas más emblemáticas de los Alpes (Mont Blanc, Cervino
y Punta Dufour) incluyendo la aclimatación, lo que nos dejaba con los días
justos para un solo intento para cada uno y claro está que la climatología en
los Alpes te puede tirar al traste una planificación muy ajustada en tiempo tranquilamente,
como así nos sucedió, ya que estuvo lloviendo durante cinco días seguidos. Por
eso digo que esta vez lo planificamos expresamente para subir al Mont Blanc y
reservamos dos semanas enteras de
nuestras vacaciones para asegurarnos una buena aclimatación en altura para
estar en las mejores condiciones posibles y después poder esperar tranquilamente
la ventana de tiempo necesaria para subir al Mont Blanc.
Las
rutas que barajamos como posibles, dentro de nuestra zona de confort para
realizarlas sin la ayuda de un guía de alta montaña, en principio son la Ruta
de los Cuatromiles, Normal por Gouter y la Vía del Papa. Como es una cima
plagada de gente por la mayoría de las tres rutas finalmente decidimos hacerlo
por la más fácil de todas, pero para ponerle un punto más interesante y
disfrutarlo un poco más decidimos planificar nuestra ascensión sin utilizar
ningún medio mecánico (teleféricos ni trenes) ni refugios de montaña. Subiríamos
andando desde Les Houches y plantaríamos la tienda de campaña en Tete Rousse.
Aquí teníamos ligeras dudas porque subir desde Tette Rousse implica un esfuerzo
extra tanto en la subida como en la bajada, respecto a atacar la cima desde el
nuevo refugio de Gouter ya que hay una diferencia aproximada de dos horas y
media entre uno y otro refugio. Pero la nueva normativa que han impuesto es la
de prohibir el vivaqueo en Gouter, por lo que no te deja más opción si quieres
evitar los refugios de montaña. El esfuerzo extra que hay que hacer al subir
nos puede fatigar demasiado y notarlo en
el descenso retrasándonos demasiado y pasando por el gran Couloir (bolera) más
tarde de lo recomendable cuando la caída de piedras es mayor, por eso la
aclimatación previa es fundamental, al menos para los que vivimos a la altura
del nivel del mar.
Para
aclimatar decidimos quedarnos lo más cerca de Chamonix que podamos por lo que
decidimos que el Gran Paradiso puede ser un buen punto de partida. Para después
barajamos el Aguille de Argentiere que casi llega a los cuatromil metros y nos
puede ayudar con la aclimatación, que a pesar de que no supera los cuatromil
metros, que sería lo ideal para ir incrementando la altura poco a poco, por el
contrario y debido a su ubicación en el Macizo del Mont Blanc, nos permitirá
estar cerca de Les Houches cara a aprovechar rápidamente la ventana de buen
tiempo.
En
cuanto a la planificación para la ascensión al Mont Blanc, nos quedaría de la
siguiente manera:
Día
1: Les Houches-Tete
Rousse
Día
2: Tete Rousse – Cima
Mont Blanc – Tete Rousse.
Día
3: Tete Rousse – Les
Houches.
Si
todo iba bien con tres días sería suficiente, pero aun así, el tiempo nos la
podía jugar y en previsión de que cambiase la meteo repentinamente y tuviésemos
que esperar una nueva ventana llevaríamos comida para estar un día más en Tete
Rousse. Si la cosa se alagaba más, bajaríamos y lo volveríamos a intentarlo días más tarde en
espera de otra ventana de buen tiempo.
Ascensión al Mont Blanc por la Vía Normal de Gouter
06 de Julio de 2015,
08:30 a.m. Estamos en la estación del teleférico de Les Houches esperando para coger el teleférico que nos lleva hasta Col de Voza y donde cogeremos el tren cremallera hasta la estación de tren del Nido del Aguila. El plan inicial de hacer cumbre en el Mont Blanc desde Tette Rousse y sin utilizar medios mecánicos queda olvidado.
08:30 a.m. Estamos en la estación del teleférico de Les Houches esperando para coger el teleférico que nos lleva hasta Col de Voza y donde cogeremos el tren cremallera hasta la estación de tren del Nido del Aguila. El plan inicial de hacer cumbre en el Mont Blanc desde Tette Rousse y sin utilizar medios mecánicos queda olvidado.
Para entender el porqué de esta decisión es importante saber
lo que nos aconteció tres días antes, por eso voy a hacer un breve resumen de
ello antes de seguir con la reseña de esta fecha.
“Día
03 de Julio de 2015, estamos en la estación del Tren cremallera de Le Fayet,
donde cogeremos el teleférico para subir hasta el nido de Aguila, última parada
del Tren cremallera que se utiliza para llegar a los refugios de Tete Rousse o
Gouter. Estamos aquí y no subiendo con las mochilas desde Les Houches porque en
los Valles se está llegando a temperaturas de hasta 38º en las horas centrales
del día (casi no se puede ni andar por las calles del calor que hace) y por las noches no llega a refrescar, estamos en plena canícula. Hemos
venido ayer del Gran Paradiso donde también hemos disfrutado de un tiempo
soleado y que en parte a facilitado el ascenso, pero por el contrario está
dejando la nieve en malas condiciones porque por la noche no hiela. Ya en
Chamonix, hemos visto una ventana de tiempo soleado de tres días seguidos y
vamos ha aprovecharlo para intentar subirlo sin perder ni un solo día mas aunque
solamente hayamos hecho un cuatromil raspado y no tengamos una aclimatación muy optima. Tras pasar por la casa de la
montaña, nos han comentado que debemos de tener especial cuidado con la hora de
vuelta para pasar por el gran Couloir ya que a pesar de estar a principios de
temporada y debido a la ola de calor que están sufriendo hay muchos desprendimientos,
más de lo habitual. Por esta razón creemos que subir con este calor y cargando
con todo el peso para el vivac de tres noches sería un esfuerzo extraordinario
que seguramente nos haría peligrar la cumbre, teniendo en cuenta que
necesitaremos estar lo más frescos que podamos para ir a buen ritmo y bajar a
tiempo por el Gran Couloir, vamos a evitar en la medida de lo posible hacer
ningún sobre esfuerzo. Si es que ya solamente cuesta andar por el centro de Chamonix en chancletas, no queremos ni pensar lo que tiene que ser subir con el mochilón cargado hasta los topes y con nuestra escasa aclimatación en altura.
Finalmente cogemos el tren cremallera y ascendemos desde el Nido de Aguila con las mochilas cargadas, a primera hora de la mañana para evitar exceso de calor. Una
vez llegamos a Tete Rousse, donde está todo cubierto de nieve, vemos la
explanada que hay a unos cincuenta metros del refugio y en la que ya hay
nueve tiendas. Plantamos la nuestra tras
alisar un poco el terreno, lo mejor que pudimos porque no llevabamos pala, primera cagada, porque nos cansamos demasiado al picar con los piolets. Dedicamos el resto de la tarde a hervir agua para
beber y para utilizarla a la tarde-noche para cenar. Mientras tanto
contemplamos a la gente como cruzaba el gran Couloir desde nuestra posición
privilegiada. Son las Tres del mediodía y seguimos viendo a gente cruzar la
bolera tanto de subida como de bajada. El espectáculo cada vez es más lamentable
porque la caída de piedras ya empieza a ser constante y la gente a pesar de
estar el paso totalmente cubierto de nieve lo cruzan sin encordarse al cable lo
que propicia más de una caída que afortunadamente no tienen consecuencias. El
espectáculo dura casi hasta ¡¡ las siete de la tarde!!! Cuando la caída de
rocas más parece a una cascada por la cantidad de rocas que se desprenden de
forma cada vez más frecuente. Esta situación nos marca un poco y nos ponemos
como horario más tardío un plazo entre las 13:00 y las 14:00 para pasar por la
bolera en el descenso.
02:00.a.m.
Nos despertamos por el ruido de la gente que pasa cerca de nuestra tienda. El
despertador no ha funcionado porque mi reloj anda bajo de pilas. Genial, ya
hemos empezado una hora tarde sobre el horario previsto. Nos levantamos
rápidamente y empezamos a preparar todo lo más rápido que podemos.
02:30
a.m. Empezamos a caminar en dirección al gran Couloir. Verlo para creer, en
escasa media hora ya estábamos andando, pero para ello habíamos prescindido del
desayuno. Tenemos por delante de nosotros toda una fila de luces que han salido
a la hora adecuada, pero aun así todavía queda un grupo que sale a escasos
metros por detrás de nosotros. Al menos no somos los últimos, pero ya empezamos
mal porque vamos tarde sobre el horario previsto.
En dos horas y cuarto llegamos al antiguo
refugio de Gouter desde donde vemos las luces de la gente que ha salido desde
el refugio nuevo y que ya están desapareciendo a lo lejos llegando a la cima
del Domo de Gouter. Para cuando llegamos al Domo de Gouter ya se ha hecho de
día y se ve perfectamente las cordadas que van subiendo por la arista de les
Bosses. Al llegar a la cabaña Wallot nos empezamos a encontrar mal del estómago
y por si acaso decidimos parar un rato en la cabaña y descansar un poco, dentro
no hay nadie pero el olor nauseabundo que sale de dentro y la cerdada de restos
de comidas y vomitonas que hay por todas partes nos hacen salir rápidamente.
Seguimos
ascendiendo hacia la arista mientras el frio y el viento empiezan a hacer
mella. Nos empezamos a cruzar ya con las primeras cordadas que están bajando de
la cima. Las fuerzas cada vez están más justas y nos cuesta mucho progresar,
comienza a taparse el cielo y caen unos solitarios y finos copos de nieve. Este
leve cambio de tiempo fuera de lo previsto y el cansancio nos hacen dudar a
pesar de que no vamos muy mal de tiempo. Son las 07:35 a.m. y tenemos malas
sensaciones en el estómago pero llegamos a los 4650msnm. Nos quedan ya menos de
200 metros para la cima, pero a pesar de verla tan cerca la sentimos muy lejos
porque queda la parte más delicada que es la arista de les Bosses y ahí hay que
estar bien de cabeza tanto para subir como para bajar, además tenemos que bajar
hasta Tete Rousse y hay que pasar por la bolera y si llegamos muy cansados
vamos a padecer en nuestras carnes lo que vimos ayer desde la tienda y a eso no
estamos dispuestos. Lo pensamos fríamente y decidimos darnos la vuelta. Cuando
llegamos al refugio de Gouter estamos mejor y conseguimos descender y cruzar la
bolera sin problemas temprano y con el cuerpo recuperado. Al rato estamos en la
tienda, preparamos unas sopas para recuperar pero a pesar de estar mejor
decidimos bajar hasta Chamonix.
Suele
ser difícil tomar este tipo de decisiones porque te planteas si te estas
equivocando y con ello perdido una oportunidad que ya estaba al alcance de la
mano. Nosotros ante todo tenemos claro que lo primero es disfrutar y subir a
una montaña pasándolo mal y medio grogui no sería lo mismo. Teniendo en cuenta
que la cima no termina en lo alto sino que hay que bajar creo que hicimos bien,
pero aun así es inevitable quedarte por dentro con una sensación de pena que te
hace no estar a gusto con lo que ha pasado. Pero por esta razón al segundo día
de estar en Chamonix de vuelta y con las fuerzas más que recuperadas nos volvimos
a plantear un nuevo intento. Después de nuestro primer intento, no habíamos
hecho cima, pero si habíamos conseguido una espléndida aclimatación hasta los
4650msnm. Esto había que tomarlo de forma positiva y por ello nos volvimos a
replantear un nuevo intento, pero esta vez intentaríamos reservar en Gouter
para quitarnos el cansancio extra que supone subir desde tete Rousse. Por
suerte, tras múltiples intentos y con un wiffi muy precario conseguimos reservar para el día siguiente en
lo que parecía ser una pequeña ventana de tiempo soleado que venía para la
cima.”
06 de Julio de 2015 (segúndo intento)
08:45 a.m. Estamos subiendo en el teleférico de les
Houches para coger después el primer Tren cremallera (Tramway du Mont-Blanc) que
pasa por Bellevue sobre las 09:10 hasta Nido de Aguila. Es mucho más cómodo que
subir en tren desde Le Fayet. Se supone que el aparcamiento del teleférico de
Les Houches es para estancias menores de 24h, por eso la primera vez preferimos
bajar hasta Le Fayet y coger el tren cremallera, donde el aparcamiento es
gratuito y lo puedes dejar más días, pero como el Tren tarda una hora se hace
muy lento el trayecto y esta vez preferimos utilizar esta opción del telecabina
que es un poco más corta y te la un poco más de tiempo por la mañana que siempre
se agradece.
En escasos cinco minutos ya estamos en la estación superior
del teleférico y no hay más que andar unos cincuenta metros hasta la estación
intermedia de Bellevieu para coger el Tren, que llega puntual y en 15-20
minutos te deja en la estación superior del trayecto “Nido del Aguila”.
09:40 a.m. empezamos a subir hacia Tete Rousse detrás de
una larga fila de montañeros que llevan nuestro mismo camino. Esta vez vamos
con mochila más ligera puesto que no hay que llevar el material de vivac
(tienda, hornillo, comida, saco) por lo que vamos mucho más cómodos y el ritmo
de subida es más rápido. Además según vamos cogiendo altura el cielo se va
cubriendo de nubes más de lo esperado y no hace mucho calor. A pesar de ir cómodos
tampoco queremos subir demasiado rápido y seguimos el ritmo de los demás,
simplemente no paramos más que un minutillo para beber un poco de agua a medio
camino, a la altura del refugio vivac de Rognes.
11:30 a.m. Llegamos al Glaciar de Tete Rousse, donde con
el día que está quedando se está más expuesto al viento y al frio por lo que
paramos a abrigarnos bien y aprovechamos para comer un poco y beber.
11:50 a.m. Salimos hacia el gran Couloir y mientras atravesamos el glaciar de Tete Rousse nos damos cuenta de que hay piedras que hace unos días no estaban. Parece que ha habido fuertes desprendimientos que quedan lejos de las tiendas, pero que están de camino hacia el gran Couloir. Con esta imagen nos queda aún más claro si cabe que hay que bajar temprano porque cada día que pasa los desprendimientos son mayores.
11:50 a.m. Salimos hacia el gran Couloir y mientras atravesamos el glaciar de Tete Rousse nos damos cuenta de que hay piedras que hace unos días no estaban. Parece que ha habido fuertes desprendimientos que quedan lejos de las tiendas, pero que están de camino hacia el gran Couloir. Con esta imagen nos queda aún más claro si cabe que hay que bajar temprano porque cada día que pasa los desprendimientos son mayores.
Ya en el inicio de la travesía por el gran Colouir nos
aseguramos al cable con la cuerda mediante un mosquetón que queda entre los dos.
A medida que avanzamos el cable se aleja de nosotros por lo que hay que ir
soltando cuerda. Pasamos rápidos hasta el centro donde hay menos nieve y donde
aparece un pequeño reguero que se va abriendo un poco más cada día por la caída
de piedras y el deshielo. Una vez superado volvemos a darle alegría al paso. En
medio minuto aproximadamente hemos cruzado al otro lado. Nos quitamos los
crampones y por no andar recogiendo la
cuerda, acortamos un poco la distancia y subimos al ensamble.
14:05 p.m. Llegamos al refugio antiguo de Gouter que
marca el final de la cresta, nos volvemos a colocar los crampones, alargamos la
cuerda un par de metros y salimos a la arista de nieve que conduce al nuevo
refugio.
14:20 p.m. Llegamos al nuevo “Hotel- Resort” refugio de Gouter, en el que incluso se puede pagar con tarjeta. El refugio está muy bien pero como en todos los refugios la espera se hace larga y aburrida. La cena hay que reconocer que estaba fantástica, en cantidad y en calidad.
14:20 p.m. Llegamos al nuevo “Hotel- Resort” refugio de Gouter, en el que incluso se puede pagar con tarjeta. El refugio está muy bien pero como en todos los refugios la espera se hace larga y aburrida. La cena hay que reconocer que estaba fantástica, en cantidad y en calidad.
02:50 a.m. Salimos del refugio y para no variar lo
hacemos de los últimos. La verdad es que hemos terminado de desayunar de los
primeros, pero aquí la gente baja a la carrera y para ponerte el material y
encordarte el espacio es muy reducido. Salgo
fuera del refugio para preparar el encordamiento pero está lleno de
gente y como nosotros necesitamos espacio para preparar el encordamiento en “N”
esperamos a que vayan saliendo todos.
La gente que va con guía se prepara más
rápido porque el guía lo hace todo y porque el propio encormaniento con un Guía
es menos aparatoso. Mientras esperamos vemos que hace mucho viento, esto no
pinta muy bien, seguramente las cordadas están saliendo para subir hasta
Waillot y de allí no pasaran más que unos cuantos. Cuando ya solamente quedan
un par de cordadas empezamos a encordarnos. Al salir a la arista el viento
arrecia con más fuerza si cabe y tenemos que parar brevemente de vez en cuando
porque nos desestabiliza seriamente. La espera nos ha retrasado mucho así que
empezamos con ritmo un poco elevado para ir recuperando un poco. Según empiezan
las primeras rampas fuertes que dan acceso al Domo de Gouter entramos en zona
más protegida del viento y progresamos mejor. En esta zona empezamos a pasar
cordadas. La verdad es que nosotros vamos a buen ritmo, las sensaciones son muy
buenas, nada que ver con las de tres días antes, pero es que la mayoría de las
cordadas van muy despacio. Cuando llegamos a la mitad de la pala, decidimos
bajar un poco el ritmo y seguir a una de las cordadas que parece que van más
ligeros que el resto y así descansamos un poco, pero aun así seguimos subiendo
a buen ritmo.
Salida del refugio llena de gente. Eguzkilore apartandose a un lado a la izquierda. |
Cordadas saliendo del refu, incluso algunas que vuelven. Han visto el viento que hace y vuelta al refu. |
04:30 a.m. Llegamos al Domo de Gouter (4.304 msnm), desde
donde vemos las luces de las primeras cordadas que salen desde el Waillot hacia
la arista. Nosotros seguimos avanzando un poco más pero antes de afrontar la corta
pero intensa subida hasta el refugio de Waillot decidimos parar al refugio del
viento. Tras nuestra reciente experiencia pensamos que en Waillot el viento
pegaría más fuerte y que allí se apelotonaran casi todas las cordadas para
abrigarse y decidir si seguirán subiendo o si darán media vuelta. Nosotros
paramos en el collado para comer algo y beber un poco, pero rápidamente nos
volvemos a poner en marcha.
04:55 a.m. Pasamos por delante del refugio del Waillot
donde vemos que casi todas las cordadas que teníamos por delante han parado.
Algunos se quedan fuera y otros se meten dentro del refugio. Se está haciendo
de día y la noche da paso a una niebla espesa que hace que se vea menos aún,
porque ya no se ven ni los focos a lo lejos. Solamente se ve en un radio de
unos veinte metros. Nosotros seguimos para arriba sin parar y de camino hacia
la arista únicamente vemos dos cordadas por delante nuestro paradas que
imaginamos están pensando que hacer. Aquí los guías, con el tiempo que está
haciendo, decidirán si subir o no (si no lo habían decidido ya en el refugio
antes de salir) en función de la experiencia de la gente que llevan y de su
estado físico.
Según vamos avanzando por la arista el viento que sopla
con fuerza nos suelta algunas rachas tan fuertes que tenemos que parar y clavar
el piolet agachados para que no nos desequilibre.
05:31 a.m. Mientras seguimos avanzando de forma precaria
llegamos hasta la segunda joroba que da acceso, por así decirlo, al inicio de
la arista de les Bosses, donde parece que estamos un poco a refugio del viento
y decidimos parar un poco. No vemos a nadie ni por delante ni por detrás y por
el gps nos damos cuenta de que estamos exactamente en el mismo sitio en el que
tres días antes nos habíamos dado la vuelta. La densa niebla y el no ver pasar
a nadie ni hacia arriba ni hacia abajo nos da que pensar, pero estamos más
fuertes que días atrás, el horario que llevamos es bueno y vamos con la
seguridad que te da el gps. Teniendo en cuenta estos tres factores decidimos
seguir subiendo en espera de ver cómo va evolucionando el viento y la niebla.
Justo cuando nos vamos a poner en marcha aparecen por detrás nuestro las dos
cordadas que habíamos visto un rato antes. Finalmente parece que decidieron
seguir y aprovechamos para dejarles pasar, pero al rato una de las cordadas se
detiene para descansar (no les volveríamos a ver más en todo el ascenso).
Nosotros seguimos detrás de la otra cordada en la que va un guía con dos
clientes, que poco tiempo después también se aparta un poco del camino mientras
uno de sus clientes comienza a desabrocharse los pantalones….., nosotros
seguimos subiendo y les dejamos atrás marcando el camino je je (este anda con mal de altura), imaginamos
que en breve también darán media vuelta. Mientras seguimos avanzando lentamente
el viento nos va restregando en la cara, la nieve que arrastra desde el suelo,
como si estuviese nevando. Ahora estamos echando de menos las gafas de ventisca
que dejamos en Chamonix (puñetero parte meteorológico, parece que la ventana de
buen tiempo la han debido de dejar abierta y ha entrado una borrasca je je). La progresión se hace dura mentalmente
porque no vemos a nadie bajar y teniendo en cuenta la distancia a la que
teníamos los primeros focos que vimos subiendo cuando estábamos en el Domo de
Gouter, ya hace rato que deberíamos de habernos cruzado con alguien. Apenas se
distingue nada salvo a unos metros por
delante y con la niebla no tienes la sensación de arista porque por momentos apenas
se ve más de diez metros al rededor nuestro así que no sabemos en qué punto de
la arista estamos. Cada vez que nos viene una ráfaga fuerte de viento tenemos
que parar y asegurarnos con el piolet, aprovechamos algunos de estos momentos
para descansar y echar un vistazo al gps, ver a que altura estamos y poder
hacerme una idea de lo que nos va quedando pero sigo viendo que aún nos quedan
unos 150 metros de desnivel y a pesar de que esto desmoraliza un poco al
encontrarnos bien físicamente decidimos seguir ascendiendo. En estas estábamos cuando
estando parados comentando nuestra situación, miramos hacia atrás y vemos al
guía que venía con los dos clientes al estilo de pulgarcito, marcando el camino
je je. El guía nos da alcance y le
volvemos a dejar pasar, pero al de escasos metros nos vuelve a hacer la misma
jugada de antes, se aparta del camino y uno de los clientes, imaginamos que el
mismo de antes se vuelve a bajar los pantalones. Ya es casualidad que con lo
poco que deja ver la niebla, le hayamos tenido que ver al mismo tío bajarse los
pantalones por dos veces en menos de quince minutos je je.
Esto es lo que vemos delante nuestro. Se supone que la Arista les Bosses empieza a pocos metros. |
Aquí estamos en medio de la nada. |
Les volvemos a dejar atrás y al poco rato la arista comienza
a estrecharse. La nieve está muy bien, los crampones clavan a la perfección y
poniendo todos los sentidos al máximo por las rachas de viento seguimos
adelante hasta que la arista parece ensancharse un poco, parece que hemos
pasado ya la parte más expuesta y justo después aparece delante de nuestras
narices, como de entre la nada y a través de la densa niebla, una cordada de
guía y cliente descendiendo, lo que nos da mucha motivación. Al poco nos
volvemos a cruzar con otra cordada de guía y cliente, esto ya nos ayuda todavía
más pensando que ya queda poco, pero de la misma la arista se vuelve a afilar y
ya me descoloca. Pensaba que ya quedaba menos para la cima pero al ver afilarse
la arista otra vez ya no se ni dónde estamos. Bueno, concentración y al
tajo…..seguimos progresando y por fin, tras avanzar durante un rato sí que
parece que la arista se vuelve a ensanchar. Echo otro vistazo al gps y marca
que nos quedan 100 metros de desnivel. ¿Todavía quedan 100 metros??? Parece que
esto no termina nunca. El no ver nada te descoloca totalmente porque no tienes
referencias, lo que mina un poco la moral. Por otro lado lo bueno de la niebla
es que te quita la sensación de arista y progresas más tranquilo, pero esa
tranquilidad también tiene su parte mala y puede hacer que te confíes demasiado
y te relajes en exceso, lo que puede hacer que tropieces o que no te asegures
bien al cruzarte con alguna cordada y eso puede ser muy peligroso. Menos mal que para subirnos la moral teníamos
al guía que subía con dos clientes, porque si, aquí los teníamos otra vez,
detrás nuestro y subiendo a buen ritmo…es lo que tiene dejar lastre por el
camino, que subes más ligero…. je je.
Les dejamos pasar otra vez y les mantenemos a una distancia prudencial de
varios metros. Al de unos metros se vuelven a parar, pero esta vez en vez de
bajarse los pantalones uno de los clientes se sienta en la nieve y se le ve
discutir con el guía. Nos parece que el guía les quiere hacer bajar porque no
están bien físicamente, pero no ceden y la discusión dura muy poco, para cuando
volvemos a estar a su altura vuelven a ponerse en marcha justo delante nuestro.
La verdad es que el guía les lleva a buen ritmo, no sé si para reventarles y
bajar ya de una vez o porqué, pero el caso es que, aun estando aparentemente
hechos una mierda los tíos siguen para arriba, haya cada cual.
Nosotros seguimos a nuestro ritmo y concentrados en lo
nuestro envueltos por la nieve que arrastra consigo el viento (me sigo
acordando de las gafas de ventisca). Poco a poco el suelo que va apareciendo
enfrente de nosotros a escasos metros va cambiando, ya no es solamente una
arista afilada, dejamos un resalte rocoso a nuestra derecha, atravesamos lo que
parece una rimaya con una leve trepada en nieve y giramos un poco hacia nuestra
izquierda (Este) todo indica que debemos de estar cerca, pero no me cuadra con
la altura que me marca el gps. Al poco rato vemos unas chaquetas de diversos
colores entre la niebla y no están bajando, parece que están parados y por los
colores de las chaquetas no parecen nuestros amigos con su guía, parece que el
suelo se tumba y detrás parece haber más gente. Nos acercamos al primer grupo
donde ya podemos ver a un señor mayor que parece el guía con unas tres chicas.
Al llegar a su altura ya puedo ver a más gente a unos metros de ellos y
efectivamente la arista ya ha perdido toda su inclinación. Están todos como de
celebración y le lanzo una pregunta al guía para que me confirme lo que ya
estoy intuyendo a pesar de no ver casi nada. < ¿Estamos en la cima? - le
pregunto >, a
lo que él me responde afirmativamente. Seguimos caminando unos metros y ya
vemos al resto de cordadas en lo que efectivamente parezco reconocer como la
cima del Mont Blanc. Me giro para buscar la mirada de Eguzkilore y confirmarle
que ya habíamos llegado a la cima, el subidón entonces nos llega de golpe y
ante la incredulidad de estar en la cima porque no se ve apenas nada poco a
poco nos vamos creyendo lo que acabamos
de conseguir. Aun así miro el mapa del gps para confirmar nuestra posición y
efectivamente marca que estamos en plena cima.
06:35 a.m. Llegamos a la cima del Mont Blanc (4810 msnm).
Intentamos sacar alguna foto pero casi no se ve nada, y aprovechamos algunos pequeños momentos en los que la niebla se abre un poco y permite ver hasta unos treinta metros alrededor y en los que al menos se puede ver el suelo que pisamos y se puede reconocer que efectivamente estamos en la cima del Mont Blanc. La verdad es que con lo que ha costado mentalmente el subir hasta la cima parece que el no ver nada no te recompensa en su totalidad ese esfuerzo realizado. A pesar de no poder dejar reflejado en una foto este momento soñado tantas veces, el subidón que tenemos es tal que tampoco le damos más importancia de la que realmente tiene. Nos sacamos fotos entre los que estamos cerca en la cima y tras felicitarnos todos enseguida comenzamos a bajar. No está el tiempo para grandes celebraciones, a pesar de que no hace demasiado frío para estar en la cima, el viento es muy incómodo y la niebla ni desaparece ni disminuye así que viendo que el asunto fotográfico esta más que complicado en menos de quince minutos ya estamos otra vez descendiendo.
Intentamos sacar alguna foto pero casi no se ve nada, y aprovechamos algunos pequeños momentos en los que la niebla se abre un poco y permite ver hasta unos treinta metros alrededor y en los que al menos se puede ver el suelo que pisamos y se puede reconocer que efectivamente estamos en la cima del Mont Blanc. La verdad es que con lo que ha costado mentalmente el subir hasta la cima parece que el no ver nada no te recompensa en su totalidad ese esfuerzo realizado. A pesar de no poder dejar reflejado en una foto este momento soñado tantas veces, el subidón que tenemos es tal que tampoco le damos más importancia de la que realmente tiene. Nos sacamos fotos entre los que estamos cerca en la cima y tras felicitarnos todos enseguida comenzamos a bajar. No está el tiempo para grandes celebraciones, a pesar de que no hace demasiado frío para estar en la cima, el viento es muy incómodo y la niebla ni desaparece ni disminuye así que viendo que el asunto fotográfico esta más que complicado en menos de quince minutos ya estamos otra vez descendiendo.
Hemos coincidido en la cima con cuatro cordadas que sumadas a la nuestra y a dos que nos hemos cruzado y que suponemos han hecho cima suman un total de siete cordadas que hemos conseguido llegar a la cima hasta el momento. Con el día que hace dudo que vayan a ser muchas más las que vayan a subir hoy. Nosotros por si acaso empezamos a bajar sin perder más el tiempo.
En el descenso nos cruzamos con una cordada de guía y dos
clientes en plena arista, clavamos el piolet, nos salimos un poco a la pendiente
del Valle y les dejamos pasar, pero justo cuando el guía que subía el primero
de su cordada llega a la altura de Eguzkilore que venía detrás de mí el primero
de la cordada que nos seguía durante el inicio del descenso se tropieza y cae
encima de Eguzkilore, que afortunadamente está bien asegurada con el piolet y
salvo por el golpe inicial apenas se mueve de donde estaba, pero el susto que
nos llevamos nosotros y el guía que subía no nos lo quita nadie.
Tras el pequeño incidente decidimos apretar el paso
bajando para alejarnos de la cordada que nos seguía, que deben de bajar
cansados y están algo torpes. El viento ahora nos pega de costado igual que al
subir pero un poco por la espalda y se baja más cómodo sin la nieve pegándonos
en la cara. Cuando llegamos a la altura de las dos jorobas nos cruzamos con una
cordada de tres catalanes que están parados dudando si seguir o no y tras
hablar con ellos un rato comentando lo que hemos visto deciden seguir subiendo
un poco y ver que tal, si no lo ven claro volverán, pero de momento siguen un
poco. Nosotros seguimos bajando, la niebla no se despeja y el viento sigue
soplando con fuerza.
Bajamos por la última pala antes de llegar al Waillot,
donde nos cruzamos con una cordada de tres personas, que esta parada y otro que
sube solo un poco más atrás. Nosotros seguimos caminando pero parece que nunca
llegamos a la altura del refugio, no terminamos de verlo aunque sabemos que
tiene que estar cerca. Al rato, cuando ya estaba empezando a mosquearme
empezamos a distinguir a escasos treinta metros una silueta oscura a la que
según vamos acercándonos vamos identificando como el refugio de Waillot.
Eguzkilore llegando de vuelta al refugio Waillot. |
Ya podemos ver el refugio . |
A escasos metros ya del refugio Waillot. |
07:29 a.m. Llegamos la altura del refugio del Waillot y
la mente como que se relaja un poco, te da algo más de seguridad, sobre todo
con este tiempo. Seguimos bajando sin detenernos hasta que llegamos al collado
del Domo donde vuelve a soplar menos el viento y se está mejor. Paramos un rato
al igual que lo hicimos en la subida y bebemos un poco. Bajamos enseguida ya
que con niebla se está más incómodo y más desorientado incluso que en la
oscuridad de la noche cuando al menos se pueden distinguir los focos incluso a
lo lejos.
08:00 a.m. Una vez empezamos a descender de la cima del
Domo de Gouter, por fin, empezamos a salir de la niebla que parece que se queda
en las cotas más altas. Es como si la cima del Domo hiciese de guardián de la
frontera e impidiese a la niebla bajar más allá de sus límites. A medida que
bajamos ya vemos el refugio de Gouter a lo lejos, e incluso alcanzamos a ver
hasta el verde de los Valles. Las nubes ya quedan en lo alto y es como si
entrásemos en otra habitación totalmente distinta. Podemos ver cordadas delante
nuestro que no habíamos visto hasta el momento, imaginamos que son cordadas que
viendo el panorama han decidido dar la vuelta.
Bajando del Domo de Gouter, se empieza a ver con mas claridad. Seracs a nuestra izquierda. |
Ya vemos el refugio de Gouter abajo al fondo. Por debajo de los 4.300 msnm está despejado. |
08:50 a.m. Llegamos al refugio de Gouter, donde recogemos
el material que habíamos dejado (saco sabana, y algo de ropa extra de recambio
que llevábamos).
Seguimos bajando hasta el antiguo refugio de Gouter donde nos
quitamos los crampones para el descenso por la cresta, nos quitamos algo de
ropa porque aquí sopla menos el viento, bebemos y picamos algo reponiendo
fuerzas para el descenso.
Saliendo del refu tras recoger el material que habíamos dejado. |
Vistas hacia Tete Rousse, desde Gouter. |
09:10 a.m. Una vez hemos descansado un poco comenzamos a
descender por la cresta. La parte más alta está protegida con cables a los que
te puedes asegurar al estilo vía ferrata, o simplemente agarrarte de vez en
cuando si quieres para ayudarte en la progresión. También puedes incluso pasar
de ellos porque llegan incluso a molestar por el leve movimiento que se genera
al tirar de ellas, sobre todo cuando coinciden varias personas agarrando en el
mismo tramo de cable.
Pasado el tramo más alto y más vertical, las trepadas comienzan
a ser más sencillas pero hay que estar bien atento a los hitos para no perderse
del camino bueno, aunque de día no hay mucho problema si se está familiarizado
con este tipo de ambiente rocoso. El tramo de destrepe es bastante largo y si
se baja cansado la actividad se nos puede complicar. También hay que tener
cuidado con la caída de piedras que nos puedan tirar otros alpinistas, que
aunque nada tiene que ver con la peligrosidad de la bolera también es
importante estar atentos a esta situación.
10:50 a.m. Llegamos a la bolera y volvemos a preparar el
material para cruzarla. Nos ponemos los crampones y piolet en mano nos
aseguramos con la cuerda al cable en espera del momento apropiado. El guía que
está al lado mío se hace un pequeño lio con el mosquetón y la cuerda, momento
que aprovechamos para ponernos delante de él, a lo que no pone ninguna
objeción. Al otro lado del cable hay un guía haciendo señas para saber si
pasamos ya, le digo que sí y asegurándonos primero de que no caen piedras desde
lo alto del Couloir empezamos a caminar rápidamente mientras voy soltando poco
a poco la cuerda que nos asegura al cable. Llegamos al centro del corredor y el
paso central está más feo que el día anterior, ya se ve la roca por lo que
cuesta un poco más superarlo pero si se está fresco se sigue haciendo rápido.
Otra mirada hacia arriba tras superar el paso para ver si caen piedras y otro
hacia atrás para ver si Eguzkilore me sigue. Está nada más que a un par de
metros de mí por lo que volvemos a acelerar el paso hasta el otro lado y
llegamos sin problemas. Hemos bajado temprano y se nota porque tanto en el rato
que llevamos aquí como desde que comenzamos a bajar por la cresta no hemos
visto ni oído muchos desprendimientos, salvo por algunas piedras sueltas que de
forma esporádica aparecían desde lo alto del corredor.
Una vez pasado el corredor seguimos bajando hacia el
glaciar de Tete Rousse donde para nuestra sorpresa vemos que hay un montón de
rocas que han debido de caer la tarde anterior y que se esparcen por gran parte
del mismo aunque sin llegar a la zona de las tiendas de campaña. Viendo la
situación decidimos bajar hasta la zona de las tiendas lo más rápido que podamos
porque a pesar de ser temprano esta cantidad de piedras en esta zona no debe de
ser ni medio normal para las fechas en las que estamos. En nada más que cuatro
días la nieve se está derritiendo muy rápidamente y la panorámica está
cambiando a pasos de gigante.
11:20 a.m. Estamos en la zona de tiendas de campaña y por
fin nos relajamos de pleno ya que hemos pasado las zonas más complejas de toda
la ruta. Mientras estamos deleitándonos con las vistas del refugio de Gouter en
lo alto de la cresta comienza a oírse un desprendimiento de piedras que poco a
poco va a más. El estruendo dura aproximadamente unos dos o tres minutos. La caída
de piedras es incesante y no parece que vaya a terminar nunca. Lo peor de todo
es que el desprendimiento no es solamente por el corredor, a la par surge otro
desprendimiento menor pero con piedras más grandes por uno de los laterales
exteriores del corredor, precisamente el lateral que da al glaciar de tete
Rousse y coincidiendo con la zona de acceso desde el glaciar hasta el corredor,
pero parece que afortunadamente las piedras no llegan a alcanzar la base quedándose
a medio camino. Se te pone la piel de gallina pensando en que haya podido coger
por la zona a alguien desprevenido ya que hemos bajado por allí hace escasos
diez minutos y nos cruzábamos con gente que subía hacia el corredor.
Una vez cruzamos el glaciar entero y llegamos hasta el
promontorio en el que empieza el descenso, paramos junto a una a caseta
promocional de madera que ha puesto el ayuntamiento de la zona o vete a saber
quien y aprovechamos para quitarnos algo de ropa de abrigo, guardar el material
de duro y comer y beber un poco.
12:10 p.m. Nos ponemos en marcha y ya no pararemos hasta
llegar a la estación de Nido de Aguila. Bajamos con una tranquilidad pasmosa,
no parece que hayamos estado hace escasas horas en la cima, es más, parece otro
día diferente porque aquí abajo hace hasta calor, se está muy a gusto.
13:32 p.m. Llegamos a la estación de Nido de Aguila y
casualidad está el tren. Esta vez si que ha salido todo a la perfección. Ahora
a disfrutar de lo conseguido.
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